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Con el paso de los años, la historia de aquel pellejero leonés conocido como Genarín ha pasado a formar parte de nuestro imaginario popular. Su sombra se proyecta sobre cada uno de los rincones de la ciudad de León para recordarnos al bohemio, canalla y libertino que todos llevamos dentro y al que por vergüenza no siempre damos rienda suelta.
Autor póstumo de cuatro “milagros extraordinarios” y convertido en el “santo menos santo” del calendario, protagoniza cada noche de Jueves Santo una de las festividades más singulares de España; Una multitudinaria liturgia pagana basada en el orujo y la poesía: el Entierro de Genarín.
Llega a nosotros “el último milagro” del santo pellejero: su transmutación líquida en quintaesencia del orujo, potenciadora de la vida y de la alegría según sus enseñanzas. Un brindis por Genarín, ahora hecho orujo:
“Y siguiendo sus costumbres, Que nunca fueron un lujo, Bebamos en su memoria, Una copina de orujo”